27 de septiembre de 2009

El ala izquierda


Dos deseos mueven mi mundo. Dos deseos que muchas veces han sido como uno. Dos deseos que descubren el secreto de mi mutismo y que le dan vida a mi vida dentro de mi boca. Se me ha ido la vida escribiendo por toneladas, intentando que se me olvide el mundo. Resguardando entre los párpados ese último resquicio de sueño después del sexo; ese que nos hace alucinar despiertos.

Si no pudiera escribir moriría muda dentro de mi cuerpo oscuro y alejado del mundo. Si no pudiera escribir me sentiría casi autista, alejada de todos y de todo. Sería un cúmulo de conocimientos, de experiencias que no encontrarían comprensión y que finalmente se perderían entre mis huesos y la sangre de mis venas. Sigo imaginando mundos que me son desconocidos aunque habite en ellos constantemente. Vuelo en el ala izquierda de mi imaginación pero siento que no llego lejos, no me alejo mucho de lo que soy. No puedo convertirme en otra, ni en nada que no sea yo. Algún día te regalaré un cuento o te escribiré en uno. Podrías ser mi musa, mi todo, mi gran inspiración si ayudas a llenar mi cabeza de sueños que floten en cielos despejados color azul. Si ayudas a que mi mente se aleje de este mundo cotidiano donde siento que vivir no tiene sentido si no logro escribir y volar en el ala izquierda de mi imaginación.

El deseo del sexo, de la unión perfecta casi metafísica y tan poco material. Si no pudiera encontrar tu cuerpo, mi cuerpo se arrugaría de repente, me abandonaría el deseo supremo de sentirme viva. La naturaleza no sería lo mismo para mí. No podría volver a ver días brillantes con los mismos ojos. No podría amar. Y sin embargo, debo decirte que no te necesito a mi lado. No necesito vanas promesas. Ni amores jurados. Demuéstrame que podemos hacer leves nuestras vidas con unas pocas palabras. Ya pesado es nuestro diario vivir. Las horas interminables gastadas en espacios vacíos, en palabras huecas, en miradas ajenas. No necesito más que el sudor en gotas de cada poro de tu piel para sentir que el mundo tiene sentido. Tal vez una lágrima surcando tu mejilla. Tal vez el deseo hecho carne en tu piel. Tal vez el deseo hecho materia en gemidos a viva voz. Sólo la humedad de tu sexo puede devolverme el mundo perdido del ala izquierda de mi imaginación.